30-Ene-2012
Una de las sorpresas del viaje fue la calidad de los vehículos que usamos para los desplazamientos por el parque, los «snowcoaches»: eran modernos y amplios.
Aunque son muy altos, la entrada y salida era sencilla, por disponer en la puerta una escalerilla retráctil:
Parecen muy sólidos y estables pero en realidad son muy difíciles de conducir: se mueven mucho de un lado a otro y hay que tener mucho control y seguridad para seguir el rumbo correcto. Afortunadamente los dos conductores tenían mucha experiencia y nos sentimos muy seguros viajando por esas superficies tan deslizantes.
El interior era tan amplio que podíamos ir con todo el equipo montado y listo para «disparar»:
Mi teleobjetivo (un Lumix 100-300) no aparece en la foto, pues apenas se vería al lado de esos monstruos de mis compañeros.
El primer día disfrutamos de una nevada intensa, que no nos impidió tomar imágenes muy interesantes de los bisontes de Yellowstone bajo la tormenta invernal:
Hay que tener un equipo muy preparado y mucha voluntad para salir al exterior y pensar en fotografiar animales, pero a eso es a lo que fuimos.
En realidad no fue tan extremo como parece por las fotos, y pronto dejó de nevar y pudimos ver los bisontes bajo la luz de un débil sol. Estaban comiendo, algo difícil en ese entorno pues tienen que quitar la nieve para descubrir la hierba, y eso les deja toda la cara cubierta de nieve.
Un efecto muy interesante es el que se produce cuando hay una fuente de agua caliente: los árboles cercanos reciben el vapor de agua que se congela inmediatamente en sus ramas y tronco, produciendo efectos curiosos al fotografiarlos a contraluz. Se pueden obtener muchas fotografías diferentes jugando con el vapor y los rayos del sol.
El viaje no podía empezar mejor: nieve, sol, bisontes, cascadas, hielo. ¡Apasionante!