29-Julio-2011
Han sido diez días navegando por mares fríos, aislados, rodeando ese conjunto de islas tan cerca del Polo Norte. Este mapa señala los lugares donde desembarcamos:
Es una pena que no pudiéramos ir a la parte más oriental, pero tenemos algo que dejar para la próxima vez.
Desde luego la experiencia ha sido fantástica y no tenemos la menor duda de que volveremos, aunque la próxima vez lo haremos en septiembre, para tener la oportunidad de ver la luz dorada de los anocheceres. Y dado que todo ha ido tan bien elegiremos la misma agencia, Polar-Quest.
Pero no volvimos directamente a España sino que pasamos dos días en Oslo. Uno de los objetivos era ver el museo Fram, donde se puede visitar el famoso barco con el que Nansen y Amundsen realizaron sus prodigiosas aventuras polares.
Nos sorprendió lo pequeños que son los camarotes, y que no tienen escotillas. Verdaderamente eran hombres muy duros y resistentes los que tripulaban esa nave.
Para todos los amantes de las regiones polares es un museo que no deben perderse.
En el exterior se exibe la nave Gjoa, con el que Amundsen navegó por el Paso del Noroeste.
Además de este museo, estuvimos viendo Oslo y sus alrededores. En una pequeña población del fiordo disfrutamos de las obras de Ida Elisabeth, una pintora local muy amable que nos enseñó su obra en una pequeña galería, y nos dedicó un calendario -que tengo colgado de en mi estudio. Nos habría gustado traernos varios de sus cuadros, pero nos tuvimos que conformar con lo que nos cabía en la maleta: un calendario y varias postales. Realmente es todo un lujo poder admirar unos magníficos cuadros acompañados de su autora.
Paseando por Oslo pudimos ver muchos lugares donde la gente había depositado sus ofrendas hacia las víctimas de la matanza que produjo un loco asesino. Nos enteramos del hecho durante el viaje, cuando recibimos una noticia vía satélite: parecía un atentando terrorista, una bomba en la capital. Pero poco después recibimos las noticias de la verdadera matanza, todos esos jóvenes asesinados sin piedad. Varios de los pasajeros tenían hijos en esa isla y os podéis imaginas su inquietud hasta que lograron llamar por el teléfono vía satélite y se aseguraron de que todos estaban bien.
Por desgracia nosotros tenemos mucha experiencia en recibir noticias de este tipo en nuestro país. De hecho, yo he vivido toda mi vida bajo el terrorismo. Ojalá el ser humano recobrara la cordura y no produjera tanto sufrimiento innecesario.