En abril de 2013 escribí un artículo titulado «La nueva fotografía», donde hablaba de la proliferación de los teléfonos móviles y tabletas como instrumentos para tomar fotografías. Desde entonces yo mismo he utilizado cada vez más mi iPhone para hacer fotos tanto espontáneas y como algo más elaboradas. La verdad es que estos móviles tienen una calidad fotográfica y de video excelente, y siempre están a mano.
Pero es que tienen una ventaja añadida: gracias al GPS incorporado te dicen dónde están hechas, lo que te ayuda mucho cuando tienes que clasificar mucha fotografías tomadas en lugares diferentes.
Veamos un ejemplo: en nuestro camino hacia el norte de Suecia pasamos por Kiruna y fuimos a visitar una curiosa iglesia construida en madera. Estaba ya cerrada así que nos conformamos con verla por fuera. Yo hice esta foto con el iPhone:
La verdad es que la foto quedó bastante bien. Y cuando la importo en la aplicación Fotos del Mac me ofrece esta información:
¿No es genial? Bueno, los textos los he puesto yo pero todos los datos técnicos y de ubicación me los da automáticamente.
Lo curioso es que me he dado cuenta de que en el año 2015 hice 1.000 fotos con mi iPhone, lo que considero una cantidad muy elevada para lo que soy yo.
Pero no, todavía no he cambiado mi equipo «serio» por un iPhone. Todavía.