9-Feb-2010
Pues ya llevamos tres días en el fin del mundo y me voy acostumbrando. Yo creía que eso del fin del mundo era algo más extremo, más salvaje, más inhóspito, pero resulta que tiene algo familiar. Quizá sea porque me recuerda otros climas extremos, como el de Alaska.
Eso sí, el tiempo es muy variable: amanece despejado y sin viento, al mediodía está lloviendo y por la tarde se levanta un viento huracanado (dicen que en Ushuaia puedes tener las cuatro estaciones en el mismo día).
Mañana embarcamos rumbo a la Antártida. Quizá allí si que tenga la sensación de estar en el verdadero fin del mundo. O quizá, al ser la Tierra redonda, ese lugar se encuentre cerca de la base del arco iris. En todo caso describiré aquí lo que vea y sienta en ese continente helado. Pero tendrá que ser en diferido, pues esta noche es la última que tengo conexión internet.