En Abril de 2012 fuimos otra vez a esquiar a Finlandia. Esta vez nos alojamos en Äkäslompolo, una pequena localidad en la Laponia finlandesa. La idea era doble: practicar el esquí de fondo en los bellos bosques de la región, e intentar ver auroras boreales.
El viaje se realiza en avión Madrid-Helsinki-Kittila; luego se coge un autobús que te deja justo en la agencia de alquiler de cabañas. La nuestra estaba un poco apartada del centro, pero la escogimos así para que las luces de la ciudad no nos impidieran ver auroras.
La cabaña era muy confortable, por supuesto con sauna, imprescindible para después de un duro día de esquí. A poco más de 50 metros ya teníamos las pistas, que nos guiaban directamente hacia los bosques del Parque Nacional de Pallas-Yllästunturi.
Puede parecer que estábamos solos en un lugar remoto, y efectivamente era remoto pero muy bien señalizado, con pistas muy bien mantenidas.
Lo que más nos llama la atención es la cantidad de esquiadores que hay, la mayoría finlandeses. Incluso vimos unos señores vestidos de forma elegante, con sus esquíes, dando un paseo por el parque nacional, como si fueran a la plaza el domingo. Pero hay que pensar que para los finlandeses el esquí es el deporte nacional, y muchas veces la única forma de desplazarse por las calles.
En todo el recorrido se pueden encontrar lugares para beber y tomar algo. Algunos son básicos, un mero cobertizo para hacer un pequeño fuego y calentar unas salchichas; otros son más sofisticados, con espacio suficiente para descansar, calentarse y tomar uno de los deliciosos dulces que tanto gustan a los finlandeses (¡y a nosotros!).
Claro que a veces surgen los problemas justo en el momento más incómodo, como cuando tienes una urgencia biológica y no sabes Finlandés, por lo que no sabes cuál es la puerta que debes abrir:
La única solución fue esperar a que apareciera algún finlandés y preguntar. Por supuesto, todos hablan perfectamente Inglés.
Otra de las atracciones son las aves, que siempre encuentras en los lugares de descanso, a ver si pillan un poco de alimento. Este ejemplar se atrevía incluso a comer de la mano.
Después de disfrutar del esquí entre los bosques y montes del parque teníamos que recuperarnos con la sauna y cenar. A veces, de camino a la cabaña, nos parábamos en un supermercado a comprar salmón fresco, un plato delicioso. Los esquíes los dejábamos apoyados en la pared exterior del supermercado, y cuando terminábamos de hacer la compra los esquíes ¡seguían allí! Los países civilizados es lo que tienen.
Después de cenar salíamos a esperar las auroras. No era una espera fácil, pues estábamos cansados del ejercicio del día y hacía mucho frío (unos -15ºC). Todos los días estuvo despejado, sin nubes, condiciones ideales para las auroras. Pero solo aparecieron un día, el primero. Aunque no podemos quejarnos, pues fue un espectáculo impresionante, como siempre.
En esta ocasión intenté realizar un video de las auroras. No era fácil, pues no tenía un equipo adecuado, pero al menos se puede ver su movimiento:
Otra año más en Finlandia, disfrutando de la nieve, la Naturaleza y las auroras.