11-Feb-2010
No paran de decirnos que vamos a tener mucha suerte, pues nos esperan dos dias de muy poco viento en esa zona, y que el paso por el Drake va a ser muy favorable. Aún así, no hemos podido evitar el marearnos, y hemos tenido que recurrir a las pastillas para mantenernos en pie. !No puedo imaginarme cómo debe ser esto en sus condiciones normales¡ A ver si sigue la buena fortuna y el regreso no es demasiado movido.
Durante el viaje nos mantienen entretenidos con interesantes charlas sobre geología, fauna, historia, fotografía, y alguna película de la Antártida. Para ello utilizamos el mágnífico salón panorámico del barco:
En cierto modo, tener que pasar el Drake Passage es un peaje que hay que pagar para disfrutar de un continente apenas herido por el hombre. Ahora ya hay compañías que te llevan a la Antártida en avión, sustituyendo dos dias en barco por dos hora de vuelo, pero creo que eso debe ser solo una opción para los que no pueden soportar el movimiento de un barco. El mal trago del Drake hace que el destino final se aprecie mucho más. Aunque esto es solo una opinión personal, que seguro que no comparten todas esas personas que andan por los pasillos con la cara pálida y una bolsa de papel en la boca.
Una cosa es cierta: si no navegas por el Drake no puedes disfrutar de esas magníficas aves, los albatros, que vuelan majestuosamente a ras del agua, alrededor del barco, rozando con la punta del ala las olas: