11-Agosto-2010
Tomamos un tren para llegar a Hillerød; afortunadamente el transporte público funciona estupendamente y llegamos puntualmente sin ninguna dificultad.
Me llamaron la atención dos cosas: las paredes de la iglesia del piso superior estaban repletas de escudos de armas de casi todos los países. Este de Islandia me gustó por su lema:
La otra cosa que me gustó fueron las mesas dispuestas con alimentos en los comedores, tan bien hechos que casi parecían reales:
Por supuesto, todo palacio tiene sus jardines. En este caso tuvimos que esperar varias horas para que dejara de llover, pero pudimos disfrutar de un agradable paseo, acompañados del olor a tierra mojada y el suave sonido del agua de las fuentes.
A la salida del jardín vimos varias aves acuáticas, algunas de ella pescando para sus polluelos: