15-Abril-2011
En este lugar del parque solo pensábamos estar dos dias completos, y uno de ellos lo queríamos emplear en la navegación hacia el glaciar Grey. Decidimos hacerlo hoy porque era más probable que se diera buen tiempo, así que, sin apenas tiempo para descansar, tuvimos que madrugar y dirigirnos por carretera de ripio y sorteando liebres, antes del amanecer, al Hotel Gray, donde teníamos que estar a las 8:00. El embarque no se produjo hasta las 9:00 así que nos dio tiempo de ver un bonito y frío amanecer desde el Hotel Gray.
Se tarda más o menos una hora en llegar al frente del glaciar en una pequeña pero confortable embarcación. Una vez allí aprovechamos para disfrutar de las innumerables formas del hielo y de los completos juegos de matices del azul que atrapa en su interior.
Durante la travesía nos ofrecen una bebida típica -pisco sour- con hielo de glaciar, que resulta muy refrescante y «entona» el cuerpo mientras permanecemos al aire libre sobre cubierta.
Los glaciares tienen algo misterioso que nos atrae a todos. Son organismos vivos que crecen y se mueven, y que modifican lenta pero poderosamente el paisaje. Hemos visto muchos glaciares por todo el mundo y siempre nos fascinan sus formas y ese intenso color azul de su interior. Lamentablemente casi todos están retrocediendo, algunos a un ritmo demasiado elevado. Es una pena que estas poderosas fuerzas de la naturaleza se pierdan por culpa del cambio climático.
En el trayecto de vuelta vimos las típicas nubes lenticulares que se forman por los fuertes vientos de las cumbres, y no pudimos evitar hacerles alguna fotografía:
De vuelta a tierra decidimos darnos un homenaje y comemos en el restaurante del Hotel Gray, que tiene unos ventanales con magníficas vistas del lago y de la montañas. Dado que la Posada Rio Serrano se va a cerrar -la empresa que lo gestiona se lo ha vendido al Parque Nacional- creemos que este es un buen sitio para alojarse si volvemos por aquí en el futuro, pues es acogedor y está ubicado en un sitio impresionante.
Por la tarde paseamos por un camino paralelo al río, donde vemos una pareja de patos de torrente que están continuamente buceando por el río, corriente arriba, y que no se percatan de nuestra presencia, por lo que podemos acercarnos bastante para apreciar su bonito plumaje.
Al anochecer nos despedimos del dia con una imagen de las cumbres entre nubes, un espectáculo grandioso y con cierto toque de misterio.