Uno de los objetivos de este programa de voluntariado en Ecuador es precisamente conocer el país, sus gentes y costumbres, así que aprovechamos los fines de semana para relajarnos y visitar los lugares más interesantes. Aunque no podemos ir a donde queramos pues hay alerta en determinadas zonas por los volcanes activos. De todas formas el pais es tan grande y tiene tanto que ver que no tenemos problemas.
El primer fin de semana fuimos a conocer el mercado de artesanía de Otavalo, un lugar lleno de color y olor -hay varios puesto de comida.
Pero antes pasamos por otro lugar obligado, La Mitad del Mundo, donde se supone que pasa el Ecuador.
Aunque no es del todo exacto, la linea del ecuador pasa muy cerca, en un lugar donde nuestra guía nos hizo varios experimentos, como el de vaciar un lavabo con agua para ver cómo gira en diferentes direcciones según estemos al Norte o al Sur, o la de poner un huevo sobre un clavo sin que se caiga, que solo nuestro compañero mexicano consiguió -y le dieron un certificado por hazaña de tal magnitud.
De La Mitad del Mundo a Otavalo pasamos por el volcán Imbabura, que se podía ver entre las nubes, algo muy raro (casi siempre los volcanes están ocultos por las nubes).
Antes de ir a Otavalo paramos en Miralago (donde hice la foto anterior) para tomar un café y los dulces típicos del lugar. Al partir se subió una mujer indígena que nos vendió artesanía e interpretó unas canciones típicas de su pueblo:
Tuve la oportunidad de hablar con ella (el Español ayuda mucho) y me contó cosas sobre su pueblo, su vestido y el trabajo de artesanía que realizan para obtener un ingreso adicional a los procedentes de sus labores campesinas.
El domingo fuimos al parque nacional de Cotopaxi, y de camino nos asomamos a un mirador sobre la ciudad de Quito.
Entre tantas viviendas descubrí un barrio donde había curiosas pintadas en los muros de las casas:
Aunque amaneció despejado, a medida que avanzaba el día se fue nublando. Una lástima que el majestuoso volcán Cotopaxi de 5.897m estuviera oculto entre las nubes, pero eso parece que es lo normal. Así que dimos un paseo por el Páramo, a casi 4.000m de altitud, hasta que empezó a llover.
Para comer elegimos un restaurante en una hacienda típica, un lugar realmente hermosos:
Fue un primer fin de semana muy intenso, y los guías nos contaron cosas muy interesantes del país y sus costumbres. Empezábamos a conocer Ecuador un poco mejor.